Víctor Pérez Sola, director de Unidad del Servicio de Psiquiatría del Hospital San Pablo, de Barcelona, y miembro de la Alianza Europea contra la Depresión, denuncia infradiagnóstico e infratratamiento en la depresión. Hasta un 15 por ciento de pacientes con trastorno depresivo se suicidan.
La depresión mayor es una enfermedad mental grave que afecta a unos 6 millones de españoles, con una incidencia en aumento. Se caracteriza por alteraciones anímicas, conductuales y somáticas; es a menudo recurrente, se cronifica en un 25 por ciento de los casos y puede presentarse a cualquier edad, causando una gran discapacidad a los enfermos que la padecen.
Una de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres sufrirán un cuadro de depresión mayor a lo largo de su vida. "Los trastornos depresivos están caracterizados por un curso recurrente e incluso crónico", subraya el experto. "La depresión implica un sufrimiento importante que disminuye enormemente la calidad de vida del individuo, llegando a suponer un riesgo de muerte”.
Más del 90 por ciento de los suicidios se producen en el contexto de una enfermedad psiquiátrica, y la depresión una de las más significativas. En la Unión Europea se suicidan más de 45.000 personas al año; cada hora lo hacen unos cinco individuos, y se calcula que el número de intentos de suicidio podría ser hasta ocho veces mayor. En la mayoría de los países "el riesgo de suicidio es mayor entre los hombres adultos, y los intentos de suicidio, entre las mujeres jóvenes. Un estudio mostró que el 40 por ciento de los individuos que mueren por suicidio habían visitado a un médico las semanas anteriores al acto suicida. Esto significa la necesidad de llevar a cabo más intervenciones en el ámbito de la atención primaria".
Hoy en día, a pesar de disponer de tratamientos efectivos (antidepresivos y psicoterapia), "sólo un 10 por ciento de los pacientes con depresión reciben tratamiento farmacológico o psicoterapéutico adecuado". Las razones de estos infradiagnósticos e infratratamientos varían desde el déficit en atención primaria (por ejemplo, la formación específica en salud mental) hasta los prejuicios respecto a la depresión por parte de la población ("la depresión no es una verdadera enfermedad, se debe a un fracaso personal") y del paciente depresivo en particular ("me falta energía para buscar ayuda, tengo sentimientos de desesperanza"). Se estima que sólo la mitad de los pacientes con depresión mayor son detectados y diagnosticados correctamente; y de éstos no todos reciben un tratamiento adecuado".
Las propuestas realizadas por la Alianza Europea contra la Depresión son; la cooperación con los médicos de familia, las campañas informativas, la cooperación con los centros sociales de la comunidad, y los servicios para personas afectadas y para sus familiares. En cuanto a la cooperación con los médicos de familia, Víctor Pérez matiza que "los médicos de familia tienen la opción de participar en sesiones de formación. Se les facilita material informativo específico sobre la depresión dirigido a los pacientes y se les ofrece la opción de consultar a un especialista con relación al tratamiento de casos particulares de depresión que tengan en la consulta". La campaña informativa, va dirigida a la población en general. Los ciudadanos reciben los consejos mediante pósters, anuncios de televisión, folletos informativos, comunicaciones de prensa y una página de internet (www.eaad.net). Otros grupos sociales de la comunidad, como agrupaciones culturales, maestros o profesionales de la geriatría, reciben información sobre depresión mediante charlas y conferencias. Para los pacientes de alto riesgo se crearán grupos de autoayuda especialmente para pacientes con antecedentes de intentos de suicidio.
Introducción: Las mujeres están en mayor riesgo de depresión que los hombres, especialmente durante los años reproductivos. La diferencia en la depresión varía a través del ciclo vital, con un predominio de las mujeres sobre los hombres, que comienza al principio de la adolescencia y persiste en la madurez. Durante esos años las mujeres pueden asumir innumerables funciones y responsabilidades, es más probable que experimenten violencia sexual y doméstica y, con frecuencia, se encuentran en desventaja en términos de condición social y económica.
Método: En este artículo se reseñan siete factores de vulnerabilidad para depresión en las mujeres: hipótesis de artefacto, factores hormonales, factores genéticos, ansiedad preexistente, estilos de socialización y de acoplamiento específicos de las mujeres, acontecimientos vitales traumáticos y condición social y roles.
Conclusiones: Las investigaciones acerca de las diferencias entre sexos y depresión deben evaluar la importancia relativa de los factores de riesgo desde diferentes dominios: aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales; además, dado que las mujeres tienen diferentes necesidades de atención durante su ciclo vital, los servicios de atención deben prestarlos equipos de salud mental interdisciplinarios, a fin de contribuir a su salud mental y bienestar.
Silvia Lucía Gaviria A.
FUENTE: REVISTA COLOMBIANA DE PSIQUIATRÍA. 2009 JUN;38(2):316-324.
Documento en castellano elaborado por la web semanasinhumo.es donde explica las diferentes intervenciones para ayudar a dejar de fumar y para prevenir la exposición al aire contaminado por el humo del tabaco. El objetivo de esta guía es exponer estas intervenciones.
Pese a la enorme frecuencia con la cual los clínicos deben enfrentarse a un paciente que presenta la concurrencia de estos dos trastornos psicopatológicos, documentada igualmente por diferentes estudios, como el de Rounsaville et al (1998), que señalan que un 57% de pacientes con trastornos adictivos cumplen criterios para algún trastorno de personalidad, ambas categorías diagnósticas han sido puestas en tela de juicio desde un punto de vista conceptual.
Aún cuando a la investigación sobre ambos le queda un largo camino por recorrer, hay que hacer notar que, pese a esta precariedad, décadas de documentada comorbilidad entre trastornos psiquiátricos, en este caso trastornos de personalidad y abusodependencia de sustancias (patología dual), indican y orientan que se deben estudiar los mecanismos específicos que subyacen a esta concurrencia.
Néstor Szerman Bolotner, Hospital Virgen de la Torre, Madrid
Lola Peris Diaz, Instituto Europeo de Neurociencias (IDN), Barcelona
La memoria cambia a medida que una persona envejece. Pero una pérdida de memoria que dificulta la vida cotidiana no es una parte normal del envejecimiento. Puede ser un síntoma de la demencia. La demencia es una lenta disminución de la memoria, el pensar y la capacidad de razonar. La forma más común de la demencia es la enfermedad de Alzheimer (al-SAI-mer), un trastorno fatal que resulta en la pérdida de células cerebrales y de la función del cerebro.
La Alzheimer’s Association ha creado esta lista de señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia. Cada individuo puede experimentar una o más de estas señales a grados diferentes. Si usted nota cualquiera de ellas, favor de consultar a un médico.
10 señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer:
1.Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana.
2.Dificultad para planificar o resolver problemas.
3.Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre.
4.Desorientación de tiempo o lugar.
5.Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente.
6.Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito.
7.Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrasar sus pasos.
8.Disminución o falta del buen juicio.
9.Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales.
En los últimos dos millones de años, el tamaño del cerebro humano se ha triplicado, creciendo mucho más rápido que el de otros mamíferos. Un equipo de investigadores de la Universidad de Missouri (MU), en Estados Unidos, ha investigado la razón de este aumento desmesurado, en comparación con el de otras especies, descubriendo que existe una causa principal para que se haya producido: la presión demográfica.
En la revista Human Nature, los investigadores han publicado un artículo en el que se explica que esos otros factores influyentes fueron las condiciones climáticas y las demandas ambientales.
Mediante un análisis multivariante los científicos evaluaron simultáneamente variables que representaban a cada una de estas potenciales presiones evolutivas. Este análisis se realizó sobre datos obtenidos en estudios anteriores: la latitud donde fueron localizados los cráneos, la presencia en éstos de parásitos, las variaciones en las temperaturas anuales registradas, etc.
La densidad de población, explican los científicos, fue medida por la estrecha relación existente entre los patrones de densidad y de migración que han quedado registrados en los fósiles, y que permitieron calcular el número de individuos que vivieron en determinadas áreas en la historia homínido ancestral.
Para el estudio, fueron recopilados además los datos de 153 cráneos homínidos de entre dos millones de años y 10.000 años de antigüedad.
Los resultados demostraron que, aunque fueron varios los factores que afectaron a la evolución del cerebro homínido, la competitividad social fue la principal causa de esta evolución.
Según declara David Geary, director de la investigación y profesor de ciencias psicosociales en la MU, estos resultados sugieren que el tamaño de nuestro cerebro se incrementó en la mayoría de las áreas con mayor cantidad de población, en las que casi con toda certeza aumentó la intensidad de la competitividad social.
Geary afirma que “cuando los humanos tienen que competir para cubrir sus necesidades y por su estatus social, que proporciona un mayor acceso a los recursos existentes, un cerebro más grande supone una ventaja”.
Los investigadores también descubrieron ciertas pautas que, aunque no tan importantes como la presión demográfica en el desarrollo de nuestro cerebro, otorgan credibilidad a la hipótesis de que el cambio climático influyó en el tamaño del cerebro humano actual.
Esta hipótesis apunta a que el cambio climático global y las migraciones desde el ecuador dieron lugar al desarrollo de la capacidad humana de afrontar los cambios en el clima.